[en mitad de una conversación telefónica]
- blablablabla… ¿qué estás haciendo?
- Nada, te escucho.
- No es verdad, estás pensando en algo, deja de comerte la cabeza.
- No, en serio, te estaba escuchando con atención.
- Pero no mientas, si te escucho pensar desde aquí, se oyen los engranajes golpeándose.
[…]

Lo bueno que tiene usar mucho el teléfono es que, por simple probabilidad, antes o después acabas escuchando algo genial.