La mayor parte de la gente que me conoce sabe que siempre he preferido abrir la boca y meter la pata antes que callarme algo que pienso. Debo estar haciéndome mayor, porque hoy me he callado.

En mi trabajo vamos a cambiar de edificio, a uno nuevo, todo acristalado y tecnológico. Eso incluye un nuevo sistema de control de accesos por huella dactilar y tarjeta. El diseñador del sistema de seguridad ha sido un niño de cinco años con problemas de desarrollo intelectual y emocional, dado que no tiene el más mínimo sentido. Se instalarán tornos de entrada con sensores para las huellas. Como eso es muy lento, han optado por (o eso me ha parecido entender de lo poco que han sabido explicar los de recursos humanos) introducir los datos de dichas huellas en unas tarjetas de proximidad. Así, sólo con acercar las tarjetas al sensor, nos detecta. Para eso daban igual los datos a introducir dentro de la tarjeta, lo mismo podían ser datos de la huella dactilar que el número de trabajador, que habría sido más fácil. Supongo que simplemente nos lo han explicado mal porque no comprenden lo que van a instalar, porque de otro modo no entiendo nada.

Además, dado que, según ellos, los tornos de entrada al párking no proporcionan la seguridad suficiente (¿entonces para qué instaláis nada?), van a poner otro sensor en la entrada de cada planta, para evitar que nadie que se haya colado por el aparcamiento pueda circular por dentro del edificio. Es absurdo, lo sé.

Así que han enviado un email a todo el personal para tratar de explicar esta colección de disparates y, entre las perlas, mencionan que los controles de cada planta no son para controlar a dónde va cada trabajador (lo siento, pero no me lo creo), y que el sistema no almacena datos de carácter especialmente protegido.

Cómo no, tuve que responderles al email (quién me manda abrir la boca) para decirles que esos datos son, obviamente, de carácter personal, y deben ser tratados como tales. Ellos me han respondido diciendo que ellos no han hablado de datos personales en ningún momento, sino de datos de carácter especialmente protegido. Según la LORTAD, esos datos son los de ideología, religión o creencias y sólo pueden ser recogidos con autorización expresa por escrito del trabajador.

Me centro: que lo mismo podían haber informado de que los datos almacenados no son encíclicas papales o de que no son guiones para tebeos de los X-Men, que tiene la misma utilidad. Todo el mundo sabe que no son datos de ese tipo, pero el email que nos enviaron confunde al personal mezclando conceptos. Al final se tratará de que lo han hecho a propósito para confundir a la gente; o eso o he visto La Tapadera demasiadas veces.

Y cuando estaba explicándoselo en otro email de respuesta he pensado: ¿para qué? Si a estas alturas me da igual. Además tampoco es cuestión de hacerme el listo y acabar cayéndole mal a alguien de recursos humanos, que son los que dan las nóminas a final de mes.